El derecho fundamental a la protección de datos de carácter personal, como derecho personalísimo, tiene que ser ejercido necesariamente por el titular de los datos, o bien, en los términos establecidos en la LOPD y el RLOPD, por terceras personas en nombre y representación del interesado. La normativa de protección de datos personales no se aplica a los datos de personas fallecidas, salvo en los supuestos indicados en el artículo 2.4 del RLOPD. La petición de acceso a determinada información médica de un familiar fallecido no constituye una manifestación del derecho de acceso contemplado en el artículo 15 de la LOPD, sino que debe resolverse en base a la normativa sectorial aplicable (Ley 41/2002). El centro médico tiene que comprobar el cumplimiento de dicho artículo y, en especial, del principio de proporcionalidad.