El reconocimiento facial es una tecnología que utiliza algoritmos de inteligencia artificial para identificar o verificar la identidad de una persona mediante su imagen facial (rostro).
El rostro de una persona es un dato personal que, cuando se trata utilizando tecnologías de reconocimiento facial, se convierte en un dato biométrico. Los datos biométricos son un tipo de datos especialmente protegidos por la normativa de protección de datos.
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¿Dónde se utiliza?
Cada vez es más habitual encontrar sistemas de reconocimiento facial para acceder al teléfono móvil, instalaciones y equipamientos; también se puede utilizar con fines de videovigilancia y seguridad pública, detección de delincuentes, identificación de emociones... Además, algunas aplicaciones móviles utilizan este sistema con fines lúdicos, como transformar la cara de la persona usuaria en un animal, una persona famosa, una persona más anciana, una persona de otro género, etc.
¿Cuándo se puede utilizar en Europa?
La normativa europea determina que deben tratarse los datos personales mínimos para la finalidad concreta y utilizar la tecnología menos intrusiva que permita alcanzar esta finalidad. Además, el tratamiento de los datos personales debe fundamentarse en alguna de las bases jurídicas establecidas en el Reglamento general de protección de datos (RGPD). Al tratarse de datos biométricos, la protección es aún más reforzada, de modo que como regla general se prohíbe tratar este tipo de datos, salvo en los casos excepcionales previstos en la norma. Hay que tener presente que cuando la base jurídica para tratar estos datos es el consentimiento explícito, éste debe ser libre, lo que requiere que la persona disponga de una alternativa para obtener un determinado producto o servicio. En todo caso, es necesario informar a la persona que se lleva a cabo este tratamiento de sus datos, y en qué términos.
¿Cuáles son los riesgos?
Los sistemas de reconocimiento facial no son infalibles y pueden generar efectos negativos, como por ejemplo:
- Discriminación y sesgos en el proceso de identificación.
- Falta de fiabilidad de los resultados (identificación o verificación errónea).
- Recogida y uso de los datos de forma poco transparente.
Recomendaciones
- Piensa dos veces antes de utilizar un sistema de reconocimiento facial y valorar las alternativas que te dan. Lo más cómodo no siempre es lo mejor.
- Infórmate sobre quién, cómo y para qué tratarán tu imagen facial. Concretamente, deben informarte sobre las circunstancias que rodean el tratamiento de tus datos, entre los cuales:
- Quién y para qué utilizará tu imagen facial.
- A quien la cederán.
- Durante cuánto tiempo la conservarán.
- Qué derechos tienes respecto a este tratamiento y ante quien puedes ejercerlos.
- Recuerda que si consideras que se está vulnerando el derecho a la protección de datos, puedes dirigirte a la Autoridad Catalana de Protección de Datos.